Los parisinos están familiarizados con este monumento, cuya fachada adorna la parte noreste de la Plaza de la Concordia. A menudo conocen su nombre. Pero pocos conocen su historia. Lo invitamos a descubrir los secretos del Palacio de la Marina, un monumento emblemático de París, pero también un importante testigo de la historia de Francia.
Plaza de Luis XV, conocida en la actualidad como Plaza de la Concordia, debe su creación al deseo de la ciudad de París de construir una estatua en homenaje al rey Luis XV en 1748.
Para poner en valor esta estatua ecuestre encargada a Edmé Bouchardon, comenzó a desarrollarse la idea de una plaza en honor al rey, siguiendo el modelo de la Place Vendôme y la Place des Vosges.
Después de muchas dudas, el rey Luis XV cedió un espacio que le pertenecía al oeste de la ciudad, junto a los jardines de las Tullerías.
Luego se realizó un concurso de arquitectura para el acondicionamiento de esta plaza. Se presentaron diecinueve propuestas, pero ninguna satisfizo al rey.
Después de cinco años de discusiones, fue Ange-Jacques Gabriel, primer arquitecto del rey, quien creó los planos definitivos de la futura Plaza de Luis XV, resumiendo los diversos proyectos de construcción.
La estatua del rey estaría en el centro de una plaza formada por jardines de foso bordeados por balaustradas. La escultura del monarca lo representa al estilo romano, es decir, cabalgando sin silla y sin estribos. Al sur de la plaza, el Sena; al norte, dos palacios gemelos con fachadas clásicas monumentales a cada lado de la rue Royale; al oeste, la plaza se abre sobre los Campos Elíseos y la calle Cours-la-Reine.
Al caer la monarquía, esta plaza "de Luis XV", construida en homenaje al rey, cambiará su nombre para convertirse en la "Plaza de la Revolución" y luego en la "Plaza de la Concordia" a partir de 1795.
Una vez elaborados los planos e iniciados las obras de acondicionamiento de la plaza, fue el momento de asignar funciones a los dos palacios ubicados al norte de la plaza.
En 1765 se decidió instalar el Guardamuebles de la Corona, una institución a cargo del mobiliario del rey, en el palacio más oriental (entre la actual rue Royale y la rue Saint-Florentin): el futuro Palacio de la Marina. Previsto inicialmente para ocupar solo una parte del edificio, el Guardamuebles terminó por abarcar todo el lugar en 1767.
Pierre-Elisabeth de Fontanieu, primer intendente a cargo del Guardamuebles, aprovechó la oportunidad para organizar el Palacio a fin de satisfacer plenamente las necesidades de su administración: espacios de almacenamiento, talleres, aposentos oficiales, galerías de exposiciones, etc.
Durante casi veinticinco años, el Guardamuebles y sus intendentes, Pierre-Elisabeth de Fontanieu y luego Marc-Antoine Thierry de Ville d'Avray, ocuparon el palacio.
Antecesora del Mobiliario Nacional, esta institución se encargaba de suministrar y mantener el mobiliario de las residencias reales: Versalles, Compiègne, Fontainebleau, Marly, Choisy, Trianon, Rambouillet, Saint-Germain-en-Laye y Montreuil.
La institución se encargaba de la elección, la compra y el mantenimiento del mobiliario del rey, desde las camas hasta una simple silla. También se encargaba de la conservación de las colecciones reales de armas y armaduras, tejidos y tapices, jarrones de piedra dura, bronces, así como de los diamantes de la Corona.
Símbolo de la administración y del fasto real, los días del Guardamuebles estaban contados.
Dos hechos marcaron la historia del lugar:
Al comienzo de la Revolución, el rey Luis XVI dejó Versalles para instalarse en París.
Todas las administraciones estatales presentes en Versalles debían, por lo tanto, regresar a la capital.
Pero había un gran problema: ¿dónde instalarlas en París? El ministerio de la Marina, encabezado por el conde de La Luzerne y Jean-Baptiste Berthier, obtiene del intendente del Guardamuebles, Marc-Antoine Thierry de Ville d'Avray, la autorización para instalarse en el palacio donde se encontraba el Guardamuebles en 1789.
Al principio, la Marina ocupó algunas salas de la segunda planta y al oeste de la primera planta. En menos de 10 años ocupará la totalidad del edificio. Es el comienzo de dos siglos de presencia de esta administración en este palacio, que en adelante llevará el nombre de Palacio de la Marina. El ministerio de la Marina recién dejaría el edificio en 2015.
Inicialmente, este símbolo del Antiguo Régimen, fue pura y simplemente abolido durante la Revolución. Parte del mobiliario y de los objetos de arte fueron vendidos en subastas o quemados, especialmente para recuperar los metales preciosos. En 1800, la institución se recrea con el nombre de Guardamuebles de los Cónsules. Luego se convertirá en el Mobiliario imperial, para convertirse en el Mobiliario nacional en 1870. El Mobiliario nacional sigue estando a cargo del mobiliario de las distintas instituciones nacionales, como el Elíseo.
De la oficina del Jefe de Estado Mayor a la galería de las grandes prefecturas de la Marina francesa, la Marina remodelará el lugar en función de sus necesidades: división de espacios para aumentar el tamaño de las oficinas, modificaciones relacionadas con los cambios tecnológicos de los siglos XIX y XX (electricidad, teléfono, ascensores, etc.), pero también decoraciones, como los retratos de los grandes marinos de la Marina Real.
Luego de la partida de la Marina, la gestión del edificio se confía al Centre des Monuments nationaux.
Se emprenden obras de restauración a gran escala a fin de abrir el monumento al público, y devolver a los aposentos de los intendentes del Guardamuebles de la Corona su lujo original del siglo XVIII.
En el siglo XVIII la arquitectura europea se distingue claramente por su gusto barroco, caracterizado por la opulencia, la riqueza de las formas, y los juegos de luces sombras y colores. En cambio, la fachada de este monumento se caracteriza ante todo por su perfecto dominio de la simetría, obedeciendo a los cánones clásicos definidos por la Real Academia de Arquitectura.
El Palacio de la Marina, así como su homólogo occidental, que actualmente alberga al Hotel de Crillon, al Automóvil Club de Francia y al Hotel de Coislin, afirma la inclinación francesa por el rigor, el diseño geométrico y el gusto en el siglo XVIII por la Antigüedad.
La fachada se desglosa de la siguiente manera:
El Guardamuebles de la Corona es dirigido por unintendente. Oficial de la Casa del Rey, vive en lujosos aposentos del Guardamuebles, dignos de su función.
Acondicionados en 1765 por Pierre Elisabeth de Fontanieu, los aposentos del intendente fueron remodelados a partir de 1786 por Marc-Antoine Thierry de Ville d'Avray. Son un ejemplo del aposento ideal, tal como como se lo consideraba a finales de la Ilustración, contando como mínimo con una antecámara, un dormitorio y un estudio.
Los aposentos del intendente estaban ubicados al este, en la primera planta, "la planta noble", actualmente con vistas a la Plaza de la Concordia y la Rue Saint-Florentin.
Transformados a lo largo de los años según los ocupantes del local, ahora incluyen:
● Al norte, los aposentos de Thierry de Ville d'Avray: antecámara, dormitorio, sala de audiencias y sala de baño.
● Al sur, el dormitorio de Madame Thierry de Ville d'Avray.
● Ambos aposentos están conectados por las salas de recepción: salón y comedor.
● De lado del patio, el dormitorio de Pierre Elisabeth de Fontanieu, así como el gabinete de los espejos y el gabinete dorado, ambos instalados por el intendente.
La vida de la sociedad aristocrática del siglo XVIII gira en torno a las recepciones cotidianas que tienen lugar en todas las casas respetables.
La anfitriona recibe en su hogar a la sociedad parisina y a sus intelectuales. Organizar una recepción es un arte, y la disposición de las habitaciones de los aposentos, así como el lujo de las salas de recepción, son prueba de ello.
La circulación entre los diferentes aposentos de una mansión del siglo XVIII se realiza sobre un eje vertical, lo que le da un papel central a la monumental escalera que permite el acceso a todo el edificio.
Además de los aposentos, la escalera también da acceso a las galerías de exposiciones del palacio, que se encuentran en la primera planta, del lado de la fachada que da a la Plaza de la Concordia: sala de armas, galería de muebles de gran tamaño (telas y tapices), sala de las joyas y la galería de los bronces.
Originalmente, estas salas se utilizaban para presentar las colecciones reales a visitantes franceses y extranjeros. Su propósito era mostrar la excelencia de las artes decorativas francesas y el poder de la monarquía. En el siglo XIX, estos espacios fueron reconvertidos en salones de gala por la Marina.
La gran galería se dividió en dos, y fue escenario de varias recepciones lujosas a lo largo de los siglos XIX y XX. En estos lugares se celebraron bailes en honor de las coronaciones de Napoleón y Carlos X.
Estas salas son las que han conservado más vestigios del paso de la Marina en el edificio. En el salón de honor, por ejemplo, encontramos suntuosas decoraciones vinculadas con la Marina, pero también en la antigua sala de armas del Guardamuebles de la Corona, transformada en comedor, así como en el salón diplomático.
Luego de la partida del ministerio de la Marina en 2015, el Palacio de la Marina fue confiado al Centre des Monuments nationaux. Encargado de valorizar este patrimonio excepcional, el CMN llevó a cabo una restauración a gran escala de todo el monumento entre 2017 y 2020.
Su arquitectura, pero también sus decoraciones pictóricas, mobiliario y objetos de arte de los siglos XVIII y XIX presentan al público la estrecha relación entre el arte decorativo, el arte de la recepción, la artesanía, la excelencia francesa y la manifestación del poder.
Desde 2017, las campañas de restauración han descubierto verdaderas maravillas, incluyendo particularmente el redescubrimiento de la decoración de los aposentos del intendente, en su estado original del siglo XVIII.
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